En un principio las piscinas de “Los Alisios” estaban predestinadas a seguir el camino marcado por el “Lido de San Telmo”: unas piscinas de agua salada meramente funcionales. Habiendo ya iniciado el período de ejecución de las obras, César Manrique se incorpora a los trabajos, ofreciendo una nueva visión artística que supuso una modificación del proyecto original. Manrique diseñó un ambiente tradicional canario, con una arquitectura continuista con la de la vecina “Ermita de San Telmo”, haciéndose acompañar en todo momento de la mano de la naturaleza.
Así, en este espacio de casi 8.000 m2, se crearon piscinas de formas redondeadas, en contraste con las de formas más rectangulares de la antigua zona de “San Telmo”; y se eligió un diseño de pavimento, de piedras y callados, muy diferente al aséptico suelo que presentaba el “Lido” en aquel momento.
Frondosa vegetación autóctona, endémica y subtropical, elementos en madera y monumentos que atrapan la mirada del espectador completan un espacio que pone de manifiesto la filosofía de la obra de Manrique. Las piscinas se llenan recurriendo a cascadas similares a las que encontramos en la naturaleza, reproduciendo su sonido, convirtiéndose de esta forma en un elemento no solamente estético sino totalmente funcional.
Descubriremos aquí emblemas del complejo como son la “Isla del Barco”, un bar situado en la piscina de mayor tamaño; “La Jibia”, escultura frente a la piscina infantil que hará las delicias de los más pequeños; y la escultura “Los Alisios”, que forma parte de la colección “Juguetes del Viento”, una serie de estructuras móviles muy recurrente en la obra de Manrique y que podemos encontrar no solo en diferentes puntos de las Islas Canarias, sino también en otros lugares de España.
Asimismo, si nos adentramos en la “Cafetería Los Alisios”, veremos también elementos característicos del autor como los toldos a rayas blancas y azules, y un mural de madera pintado de blanco realizado a partir de “objetos encontrados”, que es como Manrique solía llamar a ese tipo de composiciones.
Cuando terminó su construcción en el año 1971, cientos de personas acudieron a las fiestas de inauguración, en las que actuaron desde estrellas internacionales como la vedette Josephine Baker, a grupos folclóricos de éxito como Los Sabandeños. En años sucesivos, visitas de personajes de importancia, dan una idea de la relevancia que ha tenido la obra de César Manrique para el desarrollo de la ciudad de Puerto de la Cruz.
A la entrada de esta zona podemos encontrarnos con un busto de Manrique, como muestra de reconocimiento al artista que transformó con su pionera visión del desarrollo sostenible la ciudad, teniendo como máxima el respeto por el patrimonio cultural y natural.
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